miércoles, 24 de septiembre de 2014

Las lágrimas me aclaraban de un modo desconocido.

Dicen que fue el lugar. Comentarán que todo pasó por eso: que su belleza destruida es lo que nos enamoró. La idea de encontrar en aquel secreto, en aquello vivido la posibilidad misma

Del amor otro
De la vida otra

De lo nuevo como umbral de la sensibilidad.

Y en parte, es cierto.

Una foto me recuerda un poema que no me lleva a ningún lugar, una mano que agarra la mía y me devuelve.

Una plaza en un verano hermoso, el sol no termina de irse y las lágrimas en mis ojos no me dejan mirar. Auxilio no era la palabra

El quedarme, ese mismo estar conmigo (y con vos) me estaba salvando.

La música se escucha más fuerte, y la reconozco.
Me invade un respiro tan extraño. Desde adentro, te beso mirándote.


Y después,

y después volver 


y después y después y después 

ciertamente, "el amor no debería ser un esfuerzo".
Camila-


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