martes, 16 de junio de 2009

564

"Me oprimía lo flúido,
la limpidez maciza,
el vacío escarchado,
la inaudible distancia,
la oquedad insonora,
el reposo asfixiante;
pero seguía volando,
desesperadamente.

Ya no existía nada,
la nada estaba ausente;
ni oscuridad,
ni lumbre,
-ni unas manos celestes-
ni vida,
ni destino,
ni misterio,
ni muerte;
pero seguía volando,
desesperadamente."
Oliverio Girondo

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